martes, 20 de mayo de 2014

UN MONTAJE ACCIDENTADO


En el Antiguo Teatro Circo ocurrió que se recibió en cabina una película cuya copia estaba algo deteriorada y sin colas de identificación. Con el tiempo justo (y las prisas no son buenas consejeras), ocurrió que al proyectarse la supuesta segunda parte de la cinta uno de los protagonistas fallece y se ven escenas de un gran sentimiento por parte de sus compañeros. Cuál fue la sorpresa cuando, al iniciare la que por lógica debería ser el rollo siguiente, aparece dicho personaje en un bar tomándose alegremente algunas cervezas. Una vez subsanados dichos errores, en el descanso bajó el jefe de cabina, Juan Fernández González, y le preguntó al portero: “¿Se ha quejado algún espectador?”, a lo que respondió: “No. Solamente un señor ha dicho que la película es muy buena, pero que no ha terminado de comprenderla. Que volvería al día siguiente.”

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