martes, 8 de abril de 2014

Con una copa de más


Una noche estaba actuando en el Teatro Circo la compañía de Antonio Casal y Ángel de Andrés y entre el público empezó a murmurarse que Antonio venía un poco bebido. En un momento de la representación, el guión exigía que Casal se acostase en un diván colocado en escena. Se acostó y… ¡se quedó dormido!. Se organizó entonces en el teatro un pateo descomunal y fue preciso interrumpir la representación. Un rato después, Antonio Casal se recuperó de su indisposición y, puesto de rodillas en el escenario, pidió perdón con lágrimas en los ojos. Al día siguiente volvió a interpretar la obra, cuyos beneficios dejó íntegros para la Casa de la Misericordia.


Anécdota de Alfonso Santos

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