En cierta
ocasión que actuaba una compañía de revistas en el antiguo Teatro
Circo, una de las chicas del coro, que era de un pueblecito próximo
a Torrevieja, era conocida con el apodo de “La Mondonguera”. Ella
llevaba lo de este mote muy en secreto, para no perjudicar su imagen.
Y como coincidencia, una de las canciones tenía un estribillo que
decía así: “¿A que no saben como me llaman?, ¿A que no saben
cómo le llaman?”, y un espectador de platea gritó con viva voz:
“¡Te llamas la Mondonguera!”. Ella, ni corta ni perezosa, se
acercó al proscenio, hizo una señal al director para que parara la
orquesta y dirigiéndose al público dijo: “Veo que entre todos
ustedes ha venido un hijo puta de mi pueblo…”.
Alfonso Santos