jueves, 20 de noviembre de 2014

Un admirador incondicional

El sábado 3 de octubre de 1970 fue reinaugurado el Nuevo Teatro Circo con el ballet de cámara de Pilar López. Ocurrió que en el patio de butacas, precisamente delante del cronista, se hallaba sentado un señor que aplaudía a rabiar en todo momento y arrastraba a todos los demás espectadores durante unos instantes. Al finalizar cada actuación y los aplausos del público, continuaban escuchándose los solitarios aplausos de este señor.  Al principio la gente pensaba que era un forofo, después que estaba de guasa, pero la explicación la tuvo cuando al terminó del espectáculo el cronista subió a los camerinos para charlar con Pilar López, encontrándose con este individuo que resultó ser el marido de la actriz.